viernes, 12 de agosto de 2011

SER MUJER Y DAR EJEMPLO

Estoy en este momento sentada frente a mi computador tratando de mantener la compostura ante las declaraciones de senadora Liliana Rendón acerca del muy polémico acto de violencia en contra de una mujer por parte del director técnico de la selección colombiana de futbol, Hernán Darío Gómez, alias el Bolillo.

Y es que no se por donde sentirme más indignada, si es por ser una figura política, con la más alta votación al senado o porque como yo es psicóloga. No me cabe en la cabeza cómo se nos pudo filtrar a tan alto cargo una mujer con tan débil sentido social, porque de alguna manera sus palabras llaman a justificar actos que son flagelo en nuestra sociedad. Tampoco puedo entender como le dieron el título porque según lo que yo aprendí en la universidad y en el ejercicio de mi profesión, el concepto de la celotipia por naturaleza es una idea misógina mandada a recoger que no se enseña a menos que una quiera aprender sobre dinosaurios.

Es más, no puedo con ninguno de los títulos de la Rendón, se me descuadra la cinta con el audio cuando la veo, porque aparte de todo esta mujer, es MUJER!!!

Pero antes de ponerme a analizar a esta anti-fémina, hay que explicar la naturaleza de sus declaraciones. Todo ocurrió porque varios sectores de la opinión pública y muchas personalidades se pronunciaron en rechazo a los despreciables actos del director técnico de la selección Colombia que en estado de embriaguez golpeó a su acompañante a las afueras de un bar de Bogotá. Acto seguido se desataron diversas declaraciones de apoyo y de rechazo, entre estas la de la “honorable” senadora.

Me da la impresión que dicha avalancha mediática ha tocado una sensible fibra de nuestra idiosincrasia Colombiana. Dicho punto abre una discusión hasta el momento matizada por otros discursos, y es que somos una población de arraigados principios machistas. El macho alfa, el ostentador de poder, el del dinero, el de las últimas decisiones, el jefe de casa, el infiel, hace parte de los discursos reiterativos de nuestras mujeres.

Pareciera que las colombianas nos aburrimos de esperar fidelidad y buenos tratos, hablamos de caballeros que nunca llegan, de promesas rotas, de príncipes desteñidos, etc. Lo triste de nuestro propio discurso -que los hombres buenos no existen- es que nos clavan a nosotras mismas en la picota, porque hasta donde sé, somos nosotras las que criamos a dichos hombres. Entonces debemos estar doblemente jodidas al no encontrar nunca al príncipe azul y aparte de eso no ser capaces de criar uno.

Dichos discursos nos condenan a aguantarnos a los “menos malos” ¿o no es acaso una escena conocida la de una abuela consintiendo a su nieta después de una golpiza diciendo que no hay que “buscarle” al marido?, ¿no tenemos acaso el imaginario que no importa que nuestro compañero tenga una canita al aire siempre y cuando responda por la casa?, ¿No es justificada a veces una golpiza porque el señor estaba “tomadito” o porque como dice la senadora Rendón “las mujeres somos muy necias y nos lo buscamos”?.

Es de cuidado, porque son nuestros discursos los que hacen realidades. Es nuestra aceptación el maltrato la que no permite que nuestros hijos entiendan que hay actos que no son justificables desde ningún punto de vista, son nuestros discursos y su coherencia con nuestra vida la que enseña a nuestras hijas que el amor y el irrespeto no van de la mano. Somos nosotras con nuestro ejemplo las que cambiamos sociedad.

Y es que no podemos perder de vista que este es una país donde el 22% de las mujeres asesinadas entre el 2005 y 2010 murieron a manos de sus parejas o de quienes lo fueron. El Bolillo para su desgracia es un personaje público, actos como el acontecido no hacen parte de su esfera intima, básicamente porque es un personaje querido y admirado por niños y jóvenes. Por otro lado, si quieren mi humilde opinión yo no puedo creer que un ser humano que comete tan delicado acto de irresponsabilidad sea la persona idónea para dirigir la selección Colombia, porque aparte del acto en sí, el Bolillo según dicen combinó medicamentos con alcohol, acto de irresponsabilidad con su vida. Ese detallito no es un justificante, sino un agravante, demostración clara de que el Bolillo necesita ayuda profesional, y espero que en la aceptación de las consecuencias de sus actos busque el apoyo psicológico que sin duda parece estar necesitando, yo lo único que espero es que no busque la ayuda profesional de la honorable senadora Rendón, porque ahí sí, apague y vámonos .