miércoles, 19 de enero de 2011

"CUENTOS CORTOS DE MUJERES PERVERSAS"

III

EL HOMBRE LOBO


Ese primero de enero me desperté con la sensación de haber sido arrollada por un camión, mi columna emitía una extraña corriente dolorosa que ascendía hasta mi cuello, trate de rotar mi cabeza descubriendo una molesta tortícolis. De manera desprevenida pase mis manos por entre mi pelo quedándome con una gran cantidad enredada entre mis dedos, vi con horror que mechones enteros caían en la almohada…¡coño! –pensé- aparte de todo me voy a quedar calva. Con cuidado de no despertar al niño que junto a mi dormía me levante y busque el baño, me desnude frente al espejo y comencé a recapitular la noche, mordida por mordida, mire con detenimiento como la piel comenzaba a recordarme que había sobrevivido al ataque de un hombre lobo. Camine la casa mirando con detenimiento el suelo, pensando –aquí fue donde me tiro, acá me araño, acá me dijo esto o aquello, era un recorrido subrrelista.

Conocía a ese ser hacia años, caminando por el lado oscuro había aprendido a querer a las criaturas de la noche, les había cogido especial cariño, creía en ellas y de alguna forma me parecía que el mundo entero les debía una oportunidad. Vampiros, licántropos, incubus, sucubus, etc, todos ellos nacidos de la oscuridad sin más opciones que seguir su destino. Siempre pensé que su violencia era opcional, creí en su capacidad de desafiar su herencia y ser humanos con el lado salvaje bajo control, hombres con algo de lobo, con algo de vampiros, con algo de demonios, viviendo en una extraña armonía. Aposte siempre, como esas viejitas en california que compartían su casa con tigres.

Porque al final no hay nada tan apasionante ver como aquel que aparenta ser una fiera es al final un hermoso caballero incomprendido o una princesa maldita, algo así como esa serie ochentera de “la bella y la bestia” donde ni la bella era tan bella, ni la bestia tan horrenda, o como “Ángel” el vampiro que comenzó siendo el novio de “Buffi la cazavampiros” y tuvo tanto éxito que termino protagonizando su propia serie, un no muerto que pasaba sus noches salvando al mundo y bebiendo sangre de bolsa. Ellos eran sin duda la representación de lo ideal, lo mejor de ambos mundos, el lado civilizado y noble con lo salvaje y fuerte, la mezcla ideal para un mundo complicado y a veces aburrido, porque quienes mejor que los habitantes del submundo para enseñarte a divertirte, esos que no te ven sino que te olfatean y que cuando sonríen se insinúan sus colmillos, esos que casi por regla general poseen ojos verdes con tendencia a un amarillo que vaticina lo encendido de su sangre.

Ya pensándolo bien no sé porque me sorprendí tanto del ataque de dicho licántropo, hacia algún tiempo que había comenzado a notar que perdía la batalla contra su instinto, vi como paulatinamente abandonaba su humanidad y comenzaba a llevar la luna consigo, sus transformaciones eran cada vez más explosivas y al cabo de un tiempo el desenlace era casi obvio. Pero la verdad sea dicha, no lo vi venir, y aun tengo clavado en mis retinas cuando me di media vuelta y lo vi encima, sus ojos en los míos, como me derribo y arrastro por aquel corredor. Pienso que lo que me dio la fuerza para sacarlo de mi casa fue el llanto del niño que al otro lado oía los gritos de su madre y no comprendía porque ella no corría a calmarlo, de ahí sacan muchas mujeres una fuerza descomunal, he visto a miniaturas de 45 kilos sacar corriendo a hombres con el doble de su peso si ven que sus hijos podrían correr algún peligro, eso también es instinto y como comprendería ese día, es tan incontenible como la fuerza de un tsunami.

Porque lo cierto es que esas viejitas californianas terminaron devoradas por sus adorables mascotas que un día sin más amanecieron pensando que estaban de vuelta en alguna selva de Birmania y saltaron encima de lo que les pareció alimento. De la misma manera el lobo le gano la batalla al hombre que quedo reducido a nada ante la ira instintiva que salía de sus entrañas. Yo tras el ataque tampoco volvi a ser la misma, ahora ando armada, cargo en mi cintura pequeños balines de plata, duermo atenta y cuando oigo un aullido a lo lejos presiento su aliento a fiera asechando entre los arbustos. Ya no me simpatiza el submundo, ya comprendo que nadie puede ir negando lo que es, que la luna siempre saldrá para quien le anda temiendo y que es hora de ser valiente y defenderse de la oscuridad.

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Conversación inspiradora:

Una historia horrible de año nuevo.....